Última sesión del año del concejo Deliberante.
Último informe 2012 desde “la cocina” de las leyes locales. Taxis, remises,
ejido, remates de vehículos secuestrados... Un buen combo, para cerrar el
período.
¿80 % de aumento?
Por experiencia propia, sé que una buena noticia, presentada de manera capciosa, puede convertirse en una mala nueva para el lector o el oyente desprevenido. Algo así está pasando con el tema de la tarifa de los taxis y de los remises. Desde el 1 de enero, viajar en esos vehículos NO costará “un 80%” más como se insinuó. LO ÚNICO que varía en el cuadro tarifario que regirá hasta el 31 de marzo es el costo de la bajada de bandera. Cualquier viaje en taxi costará exactamente $ 1,60 más. De 3,90 a 5,50 pesos. Ni el costo de la ficha ni el costo de la espera variarán. Se mantienen en 0,48 pesos.
Por experiencia propia, sé que una buena noticia, presentada de manera capciosa, puede convertirse en una mala nueva para el lector o el oyente desprevenido. Algo así está pasando con el tema de la tarifa de los taxis y de los remises. Desde el 1 de enero, viajar en esos vehículos NO costará “un 80%” más como se insinuó. LO ÚNICO que varía en el cuadro tarifario que regirá hasta el 31 de marzo es el costo de la bajada de bandera. Cualquier viaje en taxi costará exactamente $ 1,60 más. De 3,90 a 5,50 pesos. Ni el costo de la ficha ni el costo de la espera variarán. Se mantienen en 0,48 pesos.
El 1 de abril, sí, la bajada de bandera pasará a
costar 7 pesos (efectivamente, un 80% más de lo que sale hoy) pero la ficha y
la espera bajarán a 40 centavos. En otras palabras, salvo que hagas un viaje de
media cuadra, nunca lo que pagues será un 80 % más de lo que se está pagando
hoy. Es más, para los viajes largos (centro-Universidad, por ejemplo) el costo
final será menor. Saquen cuentas en función de un viaje de 50 cuadras y
concluirán que efectivamente es así.
¿Por qué los taxistas y la mayoría de los remiseros
aceptaron una tarifaria que no implica necesariamente una mejora? Porque
apuestan a trabajar más. Es decir, a tener más viajes (más bajadas de bandera)
que en la actualidad. Por eso, si se corre la bola que el “aumento” es del 80%,
se desvanece el objetivo de la medida que busca también que los vehículos
puedan ser utilizados en remplazo del colectivo urbano en viajes largos. Hoy,
la diferencia entre el colectivo y el taxi para un viaje largo a un punto de la
ciudad por el que pasen varias líneas de ómnibus justifica largamente la espera
en la parada.
Lo que ha pasado desapercibido (y ello fue el
verdadero motivo de la movilización de los taxistas y remiseros) es que ahora
los ítems por los que se cobra el servicio (bajada de bandera, espera, caída de
ficha) responderán a patrones comunes. Y que los montos establecidos para los
taxis serán el mínimo que podrán cobrar los remises.
Se retorna así (tras casi 30 años) al concepto
original que separó a unos y otros: los taxis constituyen un servicio público y
los remises un servicio semipúblico, se supone que superador de aquel. En otras
palabras, los remises podrán competir prestando un servicio diferencial
superador del taxi, no cobrando más barato (o diciendo que cobran más barato) ¿Por
qué? Porque en la práctica varias empresas te proponían llevarte a cualquier
lado cobrándote por la caída de la ficha hasta un 30% menos que un taxi. Pero
la ficha caía a los 50 metros, no a los 100. En otras palabras, el anuncio era
engañoso. Al final del recorrido, se pagaba igual o más que si se viajaba en
taxi. Es cierto que el municipio no puede establecer la tarifa de cada empresa,
pero sí establecer pautas para el funcionamiento del sistema. Entonces ahora sí
o sí la caída de la ficha para todos será cada 100 metros, la espera de 30
segundos y los costos de los remises serán (como mínimo) similares a los de los
taxis. En otras palabras, se trata de evitar la existencia de tarifas según la
cara del cliente. Ahora será necesario un control eficiente. Las sanciones a
las que quedan sujetas las empresas por incumplimiento son claras (y caras).
Una breve reflexión final sobre el tema: el enfrentamiento entre taxis y remises se transformó en un “clásico” de la ciudad. Durante la campaña, en lo único en lo que coincidían los dos sectores era en que algún funcionario municipal los había “garcado”. Las denuncias de corrupción (fundadas o no) eran tan numerosas que saturaron nuestras libretas de apuntes. En la práctica, lo que observamos es que el sistema se había desnaturalizado completamente y que sólo había dos soluciones: diferenciar claramente el servicio público del semipúblico, estableciendo para éste un rol distinto y superador de aquel, o bien (como decía un compañero) “pintura negra y amarilla para todos y todas”. Por lo ya dicho, el municipio comienza a caminar por el primero de esos caminos. Ojalá (hasta para aventar cualquier tipo de sospechas) se autoimponga (y cumpla) no desviarse del mismo.
Ampliación del Ejido Urbano
Definitivamente, Río Cuarto es mucho más grande de lo que era hasta hace pocos meses. Incluso, ya no es más un centro eminentemente urbano. Hoy somos una ciudad con características rurales. Como señala el diario hoy: “Con la ampliación del ejido, que pasó de 64 a 240 kilómetros cuadrados, zonas de producción agrícola-ganadera se sumaron a la ciudad.”
Ayer comenzamos a
darle forma a la nueva reglamentación que afectará a esos sectores. Eso implica pensar a
la ciudad para dentro de 30 o 50 años. La regulación del nuevo territorio
apunta a ello. Como primera medida, se determinaron tres sectores: el urbano y
dos rurales: la zona 1, que ocupa una franja de 800 metros y que tendrá los
controles más estrictos, y la zona 2, más alejada de los barrios.
La ordenanza fue producto básicamente de una larga
tarea que cumplieron los equipos técnicos del municipio y del aporte que
diversos sectores de la producción y la academia efectuaron durante varias
jornadas de trabajo. Igual, este es un primer paso: hay que evaluar cómo cada
medida impacta en la realidad.
Por lo pronto, antes de abril deberemos determinar
con claridad qué entendemos (por ejemplo) por fumigación manual, para no
contradecir la ley provincial de productos químicos o biológicos y no ponerle
punto final al estratégico cinturón hortícola que rodea la ciudad. Otros detalles para tener en cuenta: en la zona
rural 1, los lotes mínimos no se podrán subdividir en menos de tres hectáreas.
En la zona 2 el piso será de 10 hectáreas. Así, este último sector mantendrá su
actual compromiso con la explotación agrícola. También se regula en estas zonas a la producción o
cría intensiva de animales. El objetivo es evitar o atenuar los inconvenientes
que generan los feed lots o criaderos próximos a los sectores urbanos.
Hay, ya,
varios sectores urbanizados que se encuentran en zonas extremadamente próxima a
estos emprendimientos: demás está decir que en ellos la calidad de vida no es
precisamente la que buscaron sus ocupantes.
Publicado originalmente el 28 de Diciembre de 2012
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