Quienes tienen información al día nos dicen que los ingresos finales del ejercicio estarán a casi un 20% de los previstos. Es decir, si se presupuestó contar con 520 millones de pesos, al 31 de diciembre el municipio alcanzaría a recaudar 420. El resto: deuda y compromisos postergados. No obstante, algunas “seguridades” ya tenemos para el 2013: el inmobiliario subirá por lo menos un 20 % (en realidad, es una trampa: un toque “mágico” sobre la base del cálculo permitirá que el impuesto crezca un 25 por ciento). El FOP, por su parte, subirá no menos del 50% y la obra pública, particularmente la vial, no estará garantizada y será (una vez más) la variable de ajuste cuando no se consigan los recursos estimados.
El plan de las mil viviendas (por ahora, las 1000
“sociales” no aparecen por ningún lado) toma todo como la perinola: el mayor
porcentaje del FOP, el fondo sojero… En fin, todo lo que se previó para
asegurar el desarrollo de la obra pública irá a la financiación de esta obra
privada. No es una buena noticia si se tiene en cuenta que la ciudad necesita
infraestructura pública urgente. Es cierto que el intendente tiene que cumplir
el compromiso de juntar en tres años y medio de gestión que le quedan varios
cientos de millones de pesos para financiar su plan de viviendas (las primeras
mil valen 220 millones). Y que es necesario que no se instale la idea de que en
campaña los políticos prometen hasta lo imposible con tal de ganar un voto.
Pero Río Cuarto no puede quedarse atada de pies y manos frente a tantas
demandas. El tema, está claro, tendrá varios capítulos.
Ya hubo un “tarifazo” de la EMOS. Justo es decir
que debió ser aplicado (por la fórmula polinómica vigente) en el primer
semestre. Pero entre elecciones y sobretasas, alguien consideró que ese
incremento (del 14%) debía ser pospuesto. Y ahora cae como regalito de Navidad.
Pedimos que se desdoblara al menos en dos partes, pero no nos dieron ni la
hora. En fin, el agua vale ahora un poco más.
El martes es la Audiencia Pública sobre el nombre de la Plaza Roca. Comprendo a quienes plantean que el tema todavía no está instalado en la sociedad de Río Cuarto. Aclaro que la idea no es tratarlo este año. La Audiencia será un punto de partida, no uno de llegada. De paso, a muchos nos servirá para entender mejor un período histórico clave para la ciudad. Al margen de ser el único presidente democrático que vivió en Río Cuarto, Roca protagonizó una época en la cual comenzamos a ser el gran centro urbano del sur de Córdoba. Entender de dónde venimos siempre es un paso interesante para poder imaginar hacia dónde vamos. ¿Un deseo? Que si la decisión final es cambiar el nombre, sepamos encontrarnos en uno que con el paso del tiempo no nos obligue a renovar el debate.
Los números del Cacerolazo
No es importante saber cuántos cacerolos hay en Río
Cuarto. Me parece más interesante leer cuántos estiman los medios que fueron el
jueves a cacarear en nombre de una oposición que sólo puede manifestarse detrás
de los hilos del gran marionetista de Magnetto. Los medios locales hablaron de
“siete mil personas”. En realidad, el dato lo instaló “Cablevisión” y los demás
repitieron. Calcular (está visto) no es el fuerte de los periodistas. Recuerdo
que hace algunos años terminaron diciendo que en un acto en Central Argentino
había “más de diez mil personas”. ¿El motivo? Exageraron con el número de
asistentes en el primer acto y luego tuvieron que respetar las proporciones.
Claro que, hoy como ayer, los “manifestantes” no votan. En el PJ estamos hartos
por estos pagos de contar gente en los actos en vez de votos en las urnas. Lo
bueno es que no hubo espacios para autoagresiones (era lo que, en verdad, se
temía). Y que no jodieron (mucho) a quienes estábamos en la Feria del Libro
participando de actos en defensa de la vida y la verdadera libertad de
expresión. En mi caso, acompañando a mi compañero de cubículo, Hernán Vaca
Narvaja, en la presentación del libro de cuentos de su padre, uno de los tantos
mártires que tiene el pensamiento nacional y popular.
Ley de Medios y Publicidad Oficial
Magnífica entrevista televisiva de Guillermo
Geremías al director de La Voz del Interior. Cuando el tipo pidió “una ley que
regule la publicidad oficial”, Guillermo le preguntó si ese reclamo también lo
hacía cuando “Clarín” le sacaba el 80% de la guita para propaganda al gobierno
de Menem (y de De la Rúa, y de Duhalde…..)
La respuesta fue antológica: “Bueno, por lo menos había un criterio. Le daban más a quien más vendía. Eso está bien”. Como señaló Luciano Salerni el presentar el libro de la Cooperativa que edita “El megáfono”, en realidad hay un criterio: ningún medio privado con fines de lucro debe vivir de la pauta oficial. Ese, en la práctica, es el primer condicionamiento de la libertad de expresión. Y “Clarín”, precisamente, es el que más sabe al respecto. Desde “Papel Prensa” hasta Canal 13, desde la pesificación de Duhalde hasta la fusión de Cablevisión y Multicanal, Magnetto siempre supo que la publicidad oficial es, apenas, un vuelto al lado de lo que se puede conseguir cuando se tiene el “cuarto poder”.
Hoy buena parte de la
publicidad oficial se vuelca, efectivamente, en los medios estatales (empezando
por “Fútbol para Todos” y siguiendo por el desarrollo de RTA, y los canales
Encuentro, INCAA, el de Ciencia y Técnica, Paka Paka, etc.) Es decir, el Estado
promueve la producción de contenidos que sirvan para que la mayoría de los
argentinos tengan un mayor acceso al conocimiento, a la recreación, al progreso.
Si eso no es “un criterio”, que el director de “La Voz” me diga qué es.
Publicado originalmente el 11 de Noviembre de 2012
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