A Propósito de la Antena

La antena no es sólo una antena.

Es Carlos, María, Cacho y Patricia accediendo a un derecho que la Constitución garantiza. Es la posibilidad democrática de elegir qué ver y qué escuchar en la sociedad de la información y la comunicación.

La antena no es sólo una antena.

Es la sociedad en su conjunto (empezando por los más humildes) haciéndose del derecho al disenso, rompiendo el discurso único del monopolio, de cualquier monopolio.Son cinco mil familias que gratuitamente ingresaban a la TV educativa, cultural, de calidad artística, pero también a nuevas opciones en materia de entretenimiento, información y discurso.

La antena no es sólo una antena.

Es la televisión universitaria, la cooperativa, la de las mutuales, la de las ONG, asumiendo el desafío de ofrecer propuestas sustentables y de alta calidad. Es el verdadero triunfo de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que, a pesar del discurso desesperanzador de parte de un grupo oligopólico y del auxilio de los jueces de la prebenda, la dádiva y el cohecho, ya ha plantado más de 40 de estas torres en todo el país (cuatro en la provincia, aunque Córdoba Ambiente no se dé por enterada) y ha permitido el surgimiento de decenas de nuevos canales de televisión gratuitos a lo largo y a lo ancho del territorio nacional.

La antena no es sólo una antena.

Es un punto en el espacio que pone de un lado a quienes estamos construyendo ciudadanía, recreando valores, sentido de nacionalidad y pueblo, sin pensar en futuras candidaturas ni en presentes encuestas. Y también es un punto que ubica del otro lado a quienes buscan excusas baladíes para tratar de seguir difundiendo la doctrina de los dos demonios en provincias que, como la nuestra, tuvieron el maldito privilegio de contar con el campo de concentración de prisioneros políticos más grande de la historia de Occidente, después del nazismo.

La antena, en fin, no es sólo una antena.

Es la diferencia entre el “ustedes y nosotros”, como decía Mario Benedetti y cantaban por estos pagos Horacio, Pancho, Isabel y Toto, en los comienzos de aquel espectáculo hecho canción llamado “Córdoba va”:

Ustedes cuando aman 
exigen bienestar, 
una cama de cedro 
y un colchón especial 

Nosotros cuando amamos 
es fácil de arreglar: 
con sábanas, qué bueno, 
sin sábanas da igual 

Ustedes cuando aman 
calculan interés 
y cuando se desaman 
calculan otra vez 

Nosotros cuando amamos 
es como renacer 
y si nos desamamos 
no la pasamos bien 

Ustedes cuando aman 
son de otra magnitud: 
hay fotos, chismes, prensa 
y el amor es un boom 

Nosotros cuando amamos 
es un amor común 
Tan simple y tan sabroso 
como tener salud 

Ustedes cuando aman 
consultan el reloj 
porque el tiempo que pierden 
vale medio millón 

Nosotros cuando amamos, 
sin prisa y con fervor, 
gozamos y nos sale 
barata la función 

Ustedes cuando aman 
al analista van 
él es quien dictamina 
si lo hacen bien o mal 

Nosotros cuando amamos 
sin tanta cortedad 
el subconsciente piola 
se pone a disfrutar 

Donde dice “analista” pongan “Clarín” y el poema cobrará una inusitada actualidad.

Publicado originalmente el 8 de Diciembre de 2012

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