HUMO

El Banco de Córdoba, tras la gestión radical, estaba quebrado. La primera idea del delasotismo fue privatizarlo. Pero lo crisis del 2001 frustró esa posibilidad. Con la  reforma de la ley de entidades financieras (de Lavagna) el único camino que le quedó fue el saneamiento institucional. Comenzó en 2004 y se extendió, con la supervisión del BCRA, hasta hoy. En la actualidad, el Banco funciona muy bien dentro de un sistema que aún tiene que mejorar muchísimo.


El municipio, en cambio, se comporta como un pésimo cliente. Sin ningún tipo de pudor, pide lo que sabe de antemano el Banco no puede darle. Porque se lo impiden la carta orgánica del Banco Central, la Ley de Entidades Financieras, la Constitución de la Provincia, la Ley de Coparticipación y la propia Carta Orgánica Municipal.  Obviamente, esos impedimentos alcanzan al Banco Ciudad.

¿Entonces? Entonces todo es HUMO. Humo para la foto, para poder sacarse una selfie con Macri antes del triunfo  del radicalismo de Alvear y De la Rúa aliado con Macri en Marcos Juárez.

Mientras, que el Banco de Córdoba siga prestando los servicios que le presta al estado municipal (mucho más baratos y eficientes). Por las dudas, el municipio dejó una ventana abierta en el contrato firmado (a gusto del Ciudad) por el intendente y Frigerio.

El municipio de Río Cuarto actúa como una esposa que le dice a su marido que (porque no le regaló un anillo de diamantes) se va a vivir con otro, que lo va a hacer público, y que lo va a humillar ante todos. Pero, eso sí, si finalmente ese “otro” le pega un voleo en el tuje, está dispuesto a volver a convivir con el como si nada hubiera pasado.



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