El sábado, compartí con los pibes de “la Cámpora” el cierre de su plenario provincial. Al margen de reclamar que al lema de “Unidos y Organizados” se sumen los términos “solidarios y generosos”, escuché cantar una y otra vez la Marcha Peronista. Obvio, tras el último “trabajadoooooooor” de Hugo del Carril, los pibes la emprenden con eso de “Resistimos en los 90, volvimos en el 2003. Junto a Néstor y Cristina, la gloriosa JP”.
Lo propio sucedió el lunes en la celebración (la
palabra es precisa) del cumpleaños de Néstor Kirchner. Obviamente, el festejo
estuvo a cargo de la “25 de febrero”. Un par de videos de Kirchner, una parte
de la película que documenta su vida, y, de nuevo, la marchita.
La Constitución Nacional, la provincial y, por
ende, la Carta Orgánica municipal establecen que cualquier candidatura a un
cargo electivo debe ser canalizada por un partido político. Esta condición
impone un primer desafío a las organizaciones kirchneristas. Aunque la
procedencia (e, incluso, la pertenencia formal) es variopinta, a todos los une,
al menos, el ideario básico del Peronismo Histórico (resumido en las tres
banderas eternas) y la actualización contemporánea que del mismo se ha
realizado en la última década. Para quienes procedemos y permanecemos en el PJ
(al cual concebimos, como Perón, como la herramienta electoral del movimiento)
no hay otro desafío más que el de ir acumulando poder interno, como ya lo
hicimos en esta ciudad.
Para la gran mayoría de los más pibes aún hay una
decisión pendiente: generar, unidos y organizados, una nueva estructura
política capaz de disputar territorios concretos (hasta el presente, una
experiencia inédita en la mayor parte del país, particularmente en los grandes
centros urbanos) o articular con los pejotistas del Movimiento Nacional y
Popular el camino que separe la paja del trigo y reconvierta al PJ en un
instrumento del cambio. De esto sí, hay experiencias nacionales, provinciales y
locales. Aunque, frente a la marea joven que representa el cambio, difícil es
que el “vamos por todo” contenga una opción final como ésta. En Córdoba, queda
apenas una elección más. Luego, ya no podremos equivocarnos.
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