En primer lugar, quiero agradecer a todos los que se acordaron de tan poca significativa efeméride. Desde amigos de la infancia de la plaza Sarmiento, de la Neuss, de la canchita de los Sagrados Corazones, de las Escuelas Pías…. Desde los que llegaron con la Uni y hasta cada uno de los que compartieron camiseta de fútbol en Alberdi y en todas las versiones de Periodistas y Comunicadores durante 30 años. Desde los que llegaron con la profesión y, más aún, con la militancia. Los de acá y los que me surgieron como compañeros de alguna lucha en todo el país…. Desde los viejos y vitalicios hasta los más recientes, algunos hijos de aquellos, otros ex alumnos que supieron disimular la diferencia de edad. Fueron muchos más de lo que imaginaba. Parece que las redes sociales cumplen bien, al menos, con la función de botonear estas fechas. Para los que lo omitieron, no hay drama: uno sabe que la nueva ley de Murphy indica que, cuanto más quieras celebrar estos acontecimientos, más posibilidades hay de que los recuerdes al día siguiente de sucedidos.
En fin, son 53 los cumplidos. Y en estas edades uno
sabe que los pasos que da no son más o menos definitivos e irrepetibles como
los que ya ha dado. Sí es cierto que ha comprendido que el pasado es tan
irremediable como incierto el futuro. Y que la vida no da ni pide revancha. Hay
que vivirla en el aquí y el ahora. Sin perder las convicciones y tratando de no
joder a nadie. Siendo agradecido por lo bueno que pasa y tratando de gambetear
y disculpar o disculparse por lo malo. Gracias a todos y los espero en el
próximo asado, en el próximo partido, en la próxima clase, en la próxima lucha…
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