Puntos de Vista

Para los medios hegemónicos, Unión por Córdoba “consolidó su liderazgo en la provincia”.
La verdad: Blanca Rossi y Agustín Calleri pasarán a la historia como los candidatos oficiales del PJ cordobés con menos votos obtenidos en una elección: no llegaron al 24%.

Para los medios hegemónicos, Llaryora “fue la sorpresa”.
La verdad: la relación dinero invertido en imagen-votos obtenidos es la menos productiva de todas. El intendente de San Francisco gastó en el año en dar a conocer su figura lo mismo que De la Sota (algunos aseguran que todo salió de la misma billetera). Un dato para probar el despilfarro: el Frente para la Victoria pudo poner en toda la provincia cuatro gigantografías, las mismas que sólo en Río Cuarto publicitaron la imagen del cuarto candidato de la lista del intendente de San Francisco.

Para los medios, la UCR se consolidó como segunda fuerza en la provincia.
La verdad: ni siquiera con las tres colectoras sumadas, a la UCR le alcanzó para empardar a los peores candidatos de toda la historia del PJ cordobés.

Para los medios hegemónicos, el Frente para la Victoria “comenzó la retirada” en el país y en Córdoba.
La verdad: en el país, de repetirse los resultados del domingo, el FPV obtendría dos diputados más de los que tiene. En Córdoba, hizo la mejor elección de mitad de mandato de toda su historia: 205.185 votos, el 10,89%

Para los medios hegemónicos, Llaryora “sumará” automáticamente sus 126 mil votos a Unión por Córdoba, de manera tal de sostener la candidatura de Schiaretti.
La verdad: miles de votantes de Llaryora fueron convocados para “acabar con las candidaturas de los mismos de siempre que sólo buscan fueros para evitar ser condenados por la justicia”. ¿Cómo harán ahora para decirles que hay que votar a Schiaretti y a Caserio? Obvio, por lo pronto, decenas de dirigentes que acompañaron a Llaryora ya anticiparon su paso a las huestes de Olga Flores o de Carolina Scotto.

Para los medios hegemónicos, en Córdoba “perdió la Presidenta”.
La verdad: ni la imagen de CFK, ni la de Néstor Kirchner, ni siquiera las de Perón y Evita (ya que el FPV es el verdadero peronismo que puede utilizar esas imágenes en sus votos) acompañaron el 99% de las imágenes públicas de los candidatos. El error será subsanado para la general.

Para los medios, el FPV fue “vapuleado en toda la provincia”.
La verdad: el FPV superó a los demás frentes (incluidas sus sumatorias) en más del 10% de las ciudades, pueblos y comunas de la provincia.

Para los medios, la imagen de Carolina Scotto “no seduce”.
La verdad: la dicen los mismos medios. El nivel de desconocimiento de Scotto y de Martín Gill sigue siendo superior al 60% de la población de la provincia.

En síntesis, el verdadero fracaso provincial fue el del ex aspirante presidencial José Manuel Da  la Sota y su delfín. El segundo fracaso fue el del Milico Aguad, poseedor de apenas el 18% de la voluntad electoral. El juecismo y el socialismo simplemente demostraron que en Córdoba ni la figura de Binner los salva de su desaparición irremediable. Olga sabe que luego de su pésima elección, sus votos partirán hacia el FPV. La gente quiere tener quien la represente y Olga, se sabe, no podrá llegar. 

En cambio, el éxito acompañó al Pro, que al fin consiguió hacer pie en la provincia, aunque no sepa si ese voto puede ser mantenido hasta octubre, el Frente para la Victoria (que hizo su mejor elección de mitad de mandato en la historia) y  la izquierda, que quedó cerca de pelear por un diputado en octubre.

Con Martin Gill, candidato del FPV, en Córdoba. Poniendo la maquina en marcha...


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