Somos la Córdoba que no se aísla del proyecto nacional sino que se integra a él para hacer su aporte y beneficiarse mutuamente.
Somos la Córdoba de los radicales de Amadeo Sabattini, que en cuatro años de gestión construyó más diques, rutas y escuelas que todos los gobiernos de 1983 a la fecha juntos.
Somos la Córdoba del Brigadier San Martín, quien asumió el desafío de crear de la nada una Fábrica Militar de Aviones, orgullo nacional. Y que convirtió a Córdoba en el polo automotriz más importante del país.
Somos la Córdoba que invierte en desarrollo, en salud, en viviendas. No la Córdoba que malgasta su dinero en “faros”, monumentos y en endeudamientos multimillonarios en dólares.
Somos la Córdoba del Boleto Educativo Gratuito, que surgió en Villa María y luego fue copiado por los pícaros de siempre en toda la provincia (enhorabuena que imiten lo bueno),
Somos la Córdoba que convoca a todos los que tengan buena voluntad y ganas de transformar nuestra provincia. No la Córdoba donde algunos jefes policiales terminan asociados con el narcotráfico.
Somos, es cierto, la Córdoba que reivindica la letra “K”, pero la letra “K” de Néstor Kirchner, no la letra “K” de Kolector, una empresa privada a la que se le dio el negocio de cobrar los impuestos en nombre del Estado.
Somos la Córdoba de los peronistas de Obregón Cano y de los Foros de Intendentes, de Concejales y de Tribunos de Cuentas del Proyecto Nacional y Popular, de los que reconocen que San Luis supo desarrollar planes de viviendas y de desarrollo que transformaron la provincia y le dieron plena ocupación a su gente.
Somos la Córdoba de los radicales como Pereyra que siguen a Irigoyen, no la de los radicales que se avergüenzan de serlo, se sacan la careta y huyen hacia el PRO para tener alguna chance “de ganar” aunque la gente pierda
Somos la Córdoba del verdadero vecinalismo, que trabaja en cada barrio sumando su esfuerzo en pos de una ciudad o un pueblo o una comuna mejor, incluso generando opciones políticas para representar a la gente, no el vecinalismo prebendario que el radicalismo ha generado en algunos lugares para para mal suplir las funciones que le corresponden al gobierno de turno.
Somos la Córdoba que busca la justicia social, no la Córdoba que ampara a 160 terratenientes que poseen cada uno más de 10 mil hectáreas productivas y tributan por todas ellas lo mismo que paga en concepto de tasa inmobiliaria urbana quien tiene una casa de 10 metros de frente por treinta de fondo.
Somos la Córdoba que cree en el productor agropecuario, en especial en el pequeño y en el mediano, en el tambero, en el microdesarrollista, no en el intermediario que compra materia prima para exportarla y luego la trae de nuevo, ya elaborada, a un precio 17 veces mayor al que recibió el productor (como sucede con la papa, por ejemplo).
Somos la Córdoba que cree en sí misma, no la que pasa el tiempo reclamando de la nación lo que no le corresponde.
Somos, en fin, la Córdoba que nace en 2015. Porque, en Córdoba, ni vuelve Juan para seguirnos endeudando, ni nos pintamos de amarillo para que los que traicionaron a Alfonsín sigan robándole a los más humildes. Simplemente, somos la Córdoba en la que viene Eduardo. Y venimos con él...
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