Debate Público sobre los Carnavales

La afirmación de que se entregaron facturas apócrifas por 30 mil pesos es una confesión pública de la comisión de un delito. La falta de oficio en la realización de una tarea encomendada por el Estado no puede nunca actuar como excusa absolutoria si uno aceptó el mandato. Seguir confundiendo dinero púbico con fondos privados es una barbaridad. Igual es pasado: por más que haya quienes defienden esa barrabasada, hoy quedó patentizado que el Estado puede organizar al menos de manera más transparente y comprometida un evento festivo y que si se equivoca o hace las cosas bien puede asumir la responsabilidad que le cabe sin echarle la culpa a terceros.

Es obvio que no estamos de acuerdo con que se reduzcan a dos días las jornadas de los Carnavales de Río Cuarto. Pero eso, está claro, es una decisión que política, administrativa y económicamente compromete a la gestión del Ejecutivo. Lo mismo sucede si no se cumplen los objetivos vinculados con el fin social de estas noches.

Penúltima aclaración: la nueva ordenanza que rige los carnavales fue aprobada por unanimidad y, también debe quedar claro, la llamada "comisión de seguimiento" está compuesta por mayoría de representantes del oficialismo. No hay forma de que la palabra de una componente de nuestro bloque tenga tanta ascendencia como se pretende, menos en el ámbito de los medios. Agrego: pude observar como a una integrante por la mayoría sufrió una crisis de nervios por el maltrato ideológico que le dispensaron no solo los que hoy aparecen en escena. También alguno que operó desde las sombras.

Y, por último, reivindico a la gente de la Secretaría del Menor y la Familia por haber fijado algunos criterios sobre las vestimentas de las nenas. Podemos tener diferencias en el tratamiento de otros temas, pero en esto estuvieron muy bien. No se puede dejar que los Luis Ventura locales se encarguen de esa tarea.

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