Desde siempre, hemos caracterizado al Ejecutivo municipal
como uno de los más extraordinarios fabricantes de humo de la República Argentina. Durante la campaña
anterior hemos dicho que cualquier agencia de publicidad envidiaría el número y
la calidad de los integrantes de la oficina de prensa y propaganda del Estado
municipal. Lo dijimos entonces y lo ratificamos ahora: se gasta más en decir
que se hace que en efectivamente llevar adelante las obras que se anuncian. La
historia de "las 400 cuadras pavimentadas”, los porcentajes de vecinos
alcanzados por las obras de agua corriente y cloacas, los planes “sociales”
municipales y (fundamentalmente) las cuentas reales del municipio fueron
mágicamente transformados ante la opinión pública por los Mandrake de la propaganda. En su momento, hasta los alineamientos
políticos de la alianza gobernante fueron disimulados. Se pasó de ser un
gobierno respaldado por “kirchneristas que votan a Jure” a ser objeto de los
más melosos elogios que el gobernador prodigara a dirigente alguno en sus
múltiples intervenciones mediáticas en las propiedades de Magnetto y compañía.
Pero en las últimas semanas
(lejos de la lógica electoral que exacerbó la mentira y lejos de las
urgencias que llevan a buscar el amparo del peor enemigo para sobrevivir) el
oficialismo ha comenzado a profundizar una nueva estrategia comunicacional que
se basa, esencialmente, en negar la validez y la vigencia de aquello que está
escrito en la norma. En otras palabras, ahora se dice que las ordenanzas y resoluciones
dicen lo que no dicen o que, en realidad, pueden ser ignoradas si dicen algo
que no le conviene al DEM. Veamos algunos
ejemplos:
- Pirotecnia:
el oficialismo defendió en el Concejo una Ordenanza fantasma; aseguró
que con el nuevo dispositivo se iban a reducir las bombas de estruendo y
los heridos graves por el uso de pirotecnia clandestina. Sin embargo, lo que
aprobó es que cualquier riocuartense pueda arrojar un explosivo adquirido en cualquier punto del
país o por Internet sin que nadie le pueda llamar ni siquiera la atención por
el ruido que genera. Es más, en la
práctica, el oficialismo renunció al poder de policía que le permitía controlar
la comercialización de productos de venta libre en la ciudad.
Al prohibir la comercialización pero no el uso, cualquiera podrá comprar
productos prohibidos en otro punto del país y hacerlos estallar en las narices de
los concejales oficialistas.
Como no necesariamente las poblaciones vecinas tienen la
capacidad de control que se presume había adquirido sobre el particular Defensa
Civil, la Ordenanza aprobada es el mejor ejemplo de cómo se pueden conseguir
(con un mal dispositivo) los efectos contrarios a los que se buscaban. Encima se utilizaron argumentos falsos para
defender lo indefendible. Ni la Sociedad de Pediatría, ni Defensa Civil, ni los “cinco mil
riocuartenses que apoyaron el proyecto” fueron anoticiados del contenido real
de lo que finalmente se aprobó. La gran
mayoría acordaba con prohibir EL USO, mucho más que LA COMERCIALIZACIÓN, aunque se presuponga que
ésta incluye a aquel. Algunos dicen que ni siquiera el intendente conocía el
dispositivo y que él hubiera preferido no quedar tan expuesto en un tema donde
se venían haciendo bien las cosas.
También resulta inimaginable que los municipios de Holmberg
y Las Higueras hagan seguidismo de Río Cuarto. Pensar, presuponer eso, es
desconocer que Negro y Escudero son intendentes que SIEMPRE han reivindicado la
autonomía de sus comunas. En síntesis, una Ordenanza que, de no ser vetada
ahora ni derogada en el futuro, a la corta o a la larga demostrará su
ineficacia.
- Bailar en el centro:
Hace casi un lustro se aprobó una Ordenanza que prohibía a los bares ubicados en
el microcentro de la ciudad habilitar pistas de baile. Para evitar perjuicios a
los propietarios de los boliches, se les dio un plazo de un año para ajustarse
a la normativa. Vencido ese término, la
Municipalidad “se olvidó” de efectuar los controles necesarios. Surgió así una moda urbana que ha ido
transformando la noche de la ciudad. Los más pibes salen a bailar en “el
centro”. Un/a funcionario/a (muy interesado/a él/ella en el tema) consideró que
este era el momento (ahora que a su negocio particular no le va tan bien) de
hacer cumplir la Ordenanza. Pero la noche riocuartense ya no es la misma. ¿Quién
paga los platos rotos tras cuatro años en los cuales nadie advirtió que la
Ordenanza no se cumplía? Obvio: todos nosotros.
- Transporte y discapacitados:
la norma rige desde hace mucho tiempo. En su momento, la propia empresa hizo autobombo por haber instalado en algunos
de sus colectivos las rampas para discapacitados. El compromiso, dispuesto por
Ordenanza municipal, era que al menos cada línea tuviera un colectivo que
facilitara el acceso a quienes tienen algún tipo de dificultad motora. Pero los
compromisos que han ido asumiendo el PAMI y el ANSES con sus afiliados
permitieron que muchos de ellos
accedieran a otros medios de transporte. Las rampas, entonces, se transformaron
en objetos en cierta manera incómodos para los colectiveros. El resultado: hoy
están fuera de uso en los pocos colectivos que llegaron a portarlas. Usted
preguntará si la Ordenanza sigue vigente: Pues, sí. La respuesta es positiva.
Sigue vigente pero la Secretaría respectiva no controla su cumplimiento simplemente
porque “no es necesario”. Preguntarán si
ya hay un proyecto que derogue la norma. Demás está decir que la respuesta en
este caso es negativa. Es decir, hay una ordenanza que nadie cumple, que todos
saben que nadie cumple y que nadie se molesta en derogar. Un síntoma de la
época.
- Café Pendiente:
el Concejo Deliberante dijo “ver con agrado” la iniciativa de algunos bares de
traer a Río Cuarto esta experiencia, propia de grandes urbes de Europa y ya
implementada en Buenos Aires (con relativo éxito, por cierto). Se trata de un
proyecto supuestamente solidario, aunque
con ese adjetivo prefiero calificar la reciente idea de la profesora Gabriela Muller de compartir
un momento alrededor de la Plaza y, más
aún, el chocolate que con su pequeño vehículo de entonces el profesor Pablo
Salinas llevaba a varios hogares del barrio Oncativo a las 10 de las noche de los meses más fríos
del año. Nadie se enteraba. No era el
objetivo, como si lo es el del Café Pendiente, una jugada de marketing que, insólitamente, estuvo a un paso de
contar con el apoyo formal de Promoción Social de la Comuna. Finalmente, queda
dicho, se expresó sólo “el agrado” por la idea. Entonces, ¿cuál es el motivo
por el cual los concejales del oficialismo discuten si está bien o mal
implementado y si se ajusta o no a la “normativa” internacional? A lo sumo podrían decir que la práctica
local no se ajusta a lo anunciado. Y punto. ¿O vamos a cuestionar también a la
Iglesia Católica porque anuncia pomposamente que el objetivo de la colecta de
Cáritas es “la pobreza cero” cuando lo que se aspira a recaudar no alcanza al
uno por mil de lo que ya destina con ese fin el gobierno nacional?
- ¿Y Boston?: Se está haciendo una mala costumbre en el
Concejo Deliberante solicitarle a la provincia y a la Nación que hagan obras en
las dependencias de esos Estados en Río Cuarto. En realidad, el cuerpo debería
(frente a una demanda recogida en esos ámbitos) solicitar a la Secretaría Municipal
correspondiente que realice las gestiones que estime adecuadas. De lo contrario, la jugada es tan fácil y
oportunista como inútil. Es más, bordea
el ridículo: mientras la ciudad discutía el porqué de la demora de la ejecución
de una obra pública en una escuela (a la que si se llegó para –al menos- dar
una palabra de aliento el intendente…… de Las Acequias!!!!!!!) el bloque oficialista pedía la construcción
de un SUM en el Julián Aguirre.
Aclaración casi innecesaria: seguramente el Julián Aguirre merece ese
SUM y mucho más por su tarea educacional, en especial, la de los últimos años.
Pero el Concejo no es la vía adecuada para el reclamo. Es más, los concejales
que “se preocupan” por la suerte de ese
establecimiento, son los mismos que me negaron la posibilidad de tener un
informe oficial de lo sucedido en el Dispensario número 3 donde se cayó un
cielorraso sobre una camilla de pediatría. El dispensario hace meses está
cerrado y puede que la obra de reparación se extienda un tiempo más.
Por eso, zapatero a tus zapatos.
- Escombrera: muy
suelto de cuerpo, un funcionario
municipal comentó que la escombrera de Banda Norte es la única que está
“funcionando” porque la ubicada en Barrio Alberdi fue clausurada por la
Provincia hace un año. Lo que no dijo es que la clausura se habría producido porque
faltaba un estudio de impacto ambiental y que el mismo aún no se ha realizado.
Mientras, la escombrera está volviendo a ser un basural a cielo abierto y buena
parte de los elementos que recibía están siendo ahora derivados al
enterramiento sanitario. Al margen de
que algunos funcionarios de Ambiente de la provincia siguen pensando que las
medidas “preventivas”, siempre y cuando le caguen la vida a los más débiles,
deben ser aplicadas a rajatabla, resulta absurdo que la escombrera no sea
rehabilitada por el Municipio simplemente porque no se hace lo que se debe
hacer.
- Teléfono!!! Telefónicas: la denuncia de un grupo de vecinos de la calle Gobernador Guzmán sobre las presuntos problemas de salud que una antena de telefonía celular estaría ocasionando en el lugar, llevó al Municipio a detectar que la mayoría de esas antenas no están autorizadas o tienen la autorización vencida. El dato no es menor, teniendo en cuenta lo dispuesto por el gobierno nacional esta misma semana. Son las consecuencias de los años del Menemato y de De la Rúa que aún no han sido revisadas. En realidad, por su contaminación visual (la otra no está probada científicamente), se tienen que ir del micro y el macrocentro de la ciudad. Les guste o no. Recuerdo a una joven abogada, María Belen Aliciardi, luchando contra esas mismas antenas en Villa General Belgrano. Aunque creo que ahora vive en Buenos Aires, entiendo que sigue ligada muy fuertemente a Río Cuarto. Ojalá el municipio la convoque para darnos una mano porque el tema no da para más.
- Teléfono!!! Telefónicas: la denuncia de un grupo de vecinos de la calle Gobernador Guzmán sobre las presuntos problemas de salud que una antena de telefonía celular estaría ocasionando en el lugar, llevó al Municipio a detectar que la mayoría de esas antenas no están autorizadas o tienen la autorización vencida. El dato no es menor, teniendo en cuenta lo dispuesto por el gobierno nacional esta misma semana. Son las consecuencias de los años del Menemato y de De la Rúa que aún no han sido revisadas. En realidad, por su contaminación visual (la otra no está probada científicamente), se tienen que ir del micro y el macrocentro de la ciudad. Les guste o no. Recuerdo a una joven abogada, María Belen Aliciardi, luchando contra esas mismas antenas en Villa General Belgrano. Aunque creo que ahora vive en Buenos Aires, entiendo que sigue ligada muy fuertemente a Río Cuarto. Ojalá el municipio la convoque para darnos una mano porque el tema no da para más.
- Cascos y EDECOM: hagamos lo posible para ser políticamente
antipáticos y odiosos. Asumimos el costo de incrementar considerablemente el
precio de las multas por viajar en moto sin el casco correspondiente. La
pena es de 2300 pesos por persona. Es decir, una pequeña fortuna para la
mayoría. El resultado no es malo: las estadísticas de accidentes mortales
de motociclistas se han reducido y -estimamos- un 50% de ellos usan hoy el
vital protector. No ha sido fácil sostener ante los infractores la sanción.
¿Por qué? Simplemente, porque la aplicación de la norma no es pareja para
todos. Hace unos días me visitó una joven que había sido multada por
circular sin casco. No se quejaba ni del poder de policía ejercido por el
EDECOM ni por el monto de la multa (que, demás está decirlo, le costó
muchísimo pagar). Lamentaba el trato recibido de parte de quienes fueron
los receptores de sus rezongos. Tras juntar peso por peso para pagar la
multa, fue hasta el EDECOM y se encontró con que el sistema no funcionaba un
día o que ya era muy tarde para retirar la moto al siguiente. Encima
protestó porque todos los fines de semana la bandita (agigantada por la
inacción estadual) que circula en patota sin cascos, pasando todos los
semáforos en rojo, y haciendo picadas en pleno centro jamás recibe una sanción
adecuada. Me respondieron que "nada se puede hacer con ellos porque son
muchos". Un absurdo. Máxime, si se tiene en cuenta de quien vino esa
frase, no precisamente el último empleado de Tránsito. Otra vez, una
norma que se cumple a medias y que deja bajo un paraguas el caso que más
preocupa a la ciudadanía.
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