11 de 35 en Provincia de Buenos Aires;
1 de 9 en Santa Fe;
1 de 9 en Córdoba;
1 de 13 en Capital Federal;
1 de cinco en Mendoza;
En los distritos grandes y, en principio, complicados para el kirchnerismo, el número de legisladores que debe renovar el FPV es (como se observa) mínimo.
1 de 9 en Córdoba;
1 de 13 en Capital Federal;
1 de cinco en Mendoza;
En los distritos grandes y, en principio, complicados para el kirchnerismo, el número de legisladores que debe renovar el FPV es (como se observa) mínimo.
La excepción es la provincia de Buenos Aires donde el acuerdo implícito con Scioli garantiza que todos los legisladores electos por el FPV responderán a Cristina y no a quien quiera sucederla antes de tiempo. La irrupción de Massa (la mejor construcción mediática de la centroderecha argentina de los últimos 30 años) no parece, en principio, alterar las posibilidades del FPV pero sí las del peronismo diabólico (como lo llama Barcelona) del colombiano De Narváez. En los distritos más pequeños, salvo La Pampa y Santa Cruz, en general no aparecen signos de alarma. Así las cosas, el poder legislativo actual del oficialismo en la Cámara Baja no se ve (en principio) amenazado.
En cambio, es cierto que hay poco margen de ganancia en el Senado. Allí se ponen en juego el 54% de las bancas del FPV. De acuerdo con las encuestas serias, mantener el número de bancas actual es el resultado óptimo para el oficialismo. En la CABA (con Filmus), Salta y Tierra del Fuego hay riesgo de pérdida, mientras que en Santiago del Estero puede ganar una banca.
En síntesis, en estos comicios de mitad de mandato nada hace presuponer lo que augura el encuestador duhaldista Jorge Giacobbe (uno de los fundidores del diario La Calle de Río Cuarto) de que “el oficialismo se prepara para sufrir una nueva derrota”.
¿Lo chequeamos en octubre?
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