Se debieron sortear dos obstáculos muy difíciles: por un
lado, un bloque donde se expresan las máximas representaciones institucionales de la ciudad de los dos
extremos en disputa dentro del propio PJ: el peronismo kirchnerista y el
delasotismo. Un candidato “puro” de uno u otro sector garantizaba la victoria
de cualquier “preferido” del intendente. El “turco” era (¿es?) el otro gran
problema. Su papel de gran elector influyó, de manera directa o indirecta, para
el veto de varios precandidatos: los exconcejales que promovieron la demanda
por GAMSUR, los que impulsaron el proceso contra la última sobretasa, los que
podían representar a cualquier eventual candidato del PJ a la elección de
intendente dentro de tres años, los que están enfrentados personalmente con De
la Sota, y numerosos etcéteras más.
Ahora llega el momento de escuchar las propuestas e imaginar cómo será el diálogo de nuestro bloque con quienquiera que ocupe el cargo dentro de dos meses. Hay cinco candidatos y todos merecen el mayor de los respetos. El mismo que institucionalmente exigimos. El voto para elegir Defensor es secreto. No nuestra tarea: somos la principal fuerza de oposición de Río Cuarto y tenemos el compromiso de actuar en consecuencia con ese mandato popular.
Cada vez que discutimos de política con los cumpas del bloque, queda
claro dónde está parado cada uno. Sin embargo, todos sabemos que en la ciudad
tenemos un rol unívoco e indelegable. Y a él nos debemos. Y en ese marco, el
papel del Defensor del Pueblo no nos resulta extraño. No elegimos esta manera
de elegirlo. Pero sí respaldamos con claridad la función que debe cumplir,
según la Carta Orgánica que supimos conseguir. Es una institución propia del
Parlamentarismo y todavía está en construcción en países, provincias y ciudades
donde el Ejecutivo tiene un claro matiz personalista. Ojalá aportemos algo más
que un granito de arena en el nuevo período que se avecina.
Publicado originalmente el martes 16 de Abril de 2013.
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