¿Por qué se avaló el cambio? Primero, porque por
primera vez en 30 años hubo una propuesta conjunta de los dos sectores. No es
un dato menor en una ciudad donde los enfrentamientos llegaron a ser a puño
cerrado. Y, segundo, porque esa propuesta incluye el fin de la publicidad
engañosa. Al fijarse un piso para la bajada de bandera, incluso en los remises
($ 7) y establecerse que la caída de ficha debe necesariamente registrarse cada
100 metros, se evita una práctica que fue demasiado común en las últimas décadas:
la de ciertas empresas de remises que ofrecían una bajada de bandera muy barata
pero no te decían que su caída de ficha era cada 50 o 70 metros. Ahora, el
servicio de remises (como fue originalmente pensado) debe ofrecer mejores
servicios que el de taxi (puede incluso cobrarlos más), pero no competir con
tarifas engañosas.
Lo del precio del boleto urbano ya es conocido por
todos. Se incrementó el valor sin que se contaran con datos ciertos acerca del
costo operativo del servicio. El argumento: si la empresa pidió $ 4,75 y le
fijamos $ 4 a partir de septiembre, entonces hemos hecho un buen negocio para
la gente. Pero ¿de dónde sacó el oficialismo que el costo del boleto debía ser
de $ 4,75? De lo que dijo la empresa. Mientras, el contrato que liga a la SAT
Río Cuarto con la Municipalidad sigue sin aparecer (parece que en la Muni no
quedó ni una miserable copia, a pesar de que todas las ordenanzas de aumentos
del boleto ser remiten a él).
Y dos breves cuestiones más: la empresa dice (ver
“Telediario”) que el aumento de abril no repercute en el bolsillo de los
ciudadanos porque (por falta de cambio) ya estaban cobrando $ 3,50. Lo he
comprobado personalmente. Si subís a un colectivo y decís que no tenés cambio,
te cobraban $ 0,25 de más. En realidad, la prestadora debe garantizar la moneda
de $ 0,25 o cobrarte MENOS. De lo contrario, los $ 4 fijados para septiembre
comenzarán a cobrarse (con la misma excusa y en negro) a partir de junio. Una
barbaridad.
Dos: la audiencia pública para tratar el tema será recién en diciembre,
cuando seguramente llegue otro pedido de aumento de la empresa. En tanto, la
Municipalidad “regaló” un año sin saber si el boleto está barato, en precio o
decididamente caro. Demasiado tiempo para un intendente que no empezó a
gobernar en julio del año pasado sino que ya lleva casi cinco años en el cargo.
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