Cocheras Subterráneas: la política por sobre el negocio

     Hace aproximadamente un mes el Ejecutivo pidió al Concejo Deliberante que lo autorice a construir una cochera subterránea en la Plaza Olmos. El proyecto, en realidad, no apunta primariamente a resolver la cuestión vial. 150 estacionamientos para vehículos en el centro no deberían definir “per se” cuál es la política vial que el municipio quiere llevar adelante.

     La obra, según se dijo, es una excusa para conseguir financiamiento para el nuevo proyecto marketinero del intendente: Río Cuarto Vincula. Como buena parte del dinero que recauda el municipio está destinado a solventar el plan de viviendas de clase media, el mandato parece ser conseguir guita de cualquier lado para seguir adelante con otros “emprendimientos” para “embellecer y refuncionalizar” el microcentro de Río Cuarto, el único lugar de la ciudad que (en los hechos) le importa a la alianza gobernante.

     Veamos si no: las “cocheras subterráneas” le interesan a un grupo importante pero minoritario de la comunidad. En cambio, se prevé que tanto la nueva Plaza Olmos como el trazado vial que la rodea sirvan a todos los riocuartenses. Lo extraño es que remodelar la plaza y angostar las calles adyacentes cuesta cuatro millones de pesos (es decir, una bicoca si se tiene en cuenta lo que “costó” remodelar la plaza Roca). Esa cifra equivale, por ejemplo, a lo que el Ejecutivo prevé gastar en bacheo el año próximo (como este año no taparon ni el 2% de los baches bien podrían destinar lo “ahorrado” a reconstruir la plaza del Palacio).

     Para solventar el proyecto, el Ejecutivo prefiere (en vez de meter la mano en su propio presupuesto) que un privado lo financie. A cambio, le otorgan en concesión la cochera que se construya… POR 35 AÑOS!!! Es decir, por no realizar una inversión mínima se compromete el destino de buena parte del centro hasta prácticamente el año 2050.

     Lo que no previeron es que para concretar la iniciativa,  necesitan los votos de 13 concejales. Entre ellos, sí o sí, tiene que haber no menos de dos de nuestro bloque, QUE HACE MÁS DE UN AÑO PIDIÓ UN TRATO EQUITATIVO HACIA TODOS LOS ESPACIOS PÚBLICOS DE LA CIUDAD. El abandono de las más de 200 plazas y plazoletas, del Parque Sarmiento, de buena parte del sector municipal de la ribera del río, hablan a las claras de cuál es la opción tópica del gobierno: el centro de la ciudad, núcleo duro de su sustento electoral. Lo demás, no importa. Ni siquiera los anunciados proyectos para mejorar la zona de barrio Alberdi  próxima a la iglesia La Merced son municipales. Se llevarán a cabo con recursos provinciales.

     En otras palabras, aun tratando de no generar sospechas sobre otros intereses que se pondrían en juego con el proyecto, tenemos todo el derecho de decir “NO”  hasta tanto se  generen como mínimo las siguientes condiciones:

     1. Queremos saber por qué (en menos de un mes) se pasó de plantear un proyecto “gradual consensuado” para definir qué queremos hacer del microcentro,  a un despacho de comisión sacado con la sola firma del oficialismo, sin tratamiento previo.

     2. Queremos también entender por qué se presentó al mismo tiempo  otro proyecto que prohíbe el estacionamiento en dos manzanas a la redonda de plaza Roca. Si este proyecto se concretara,  el estacionamiento medido (por contrato) debería extenderse prácticamente hasta Maipú al oeste y hasta Mansilla y Urquiza al sur. Ergo: la “cochera subterránea” pasaría a ser un fantástico negocio a cortísimo plazo.

     3. También nos gustaría saber qué tratamiento tendrá la iniciativa popular impulsada por el Sindicato de Vendedores Ambulantes. La construcción de la cochera subterránea y el rediseño de algunas cuadras vecinas cierra la posibilidad de las peatonales permanentes, uno de los objetivos de la iniciativa presentada.

    Desde el punto de vista técnico, hicimos junto a otros concejales varios reclamos:

     A. Si se plantea que la Plaza Olmos será el centro de las actividades cívicas en la ciudad, debería preverse que se construyan baños públicos. Basta pasar por Plaza de Mayo para advertir que la imprevisión (lógica en ese caso) deriva en la necesidad de recurrir a baños químicos que no sólo afean el sector sino que generan muchísimos inconvenientes.

     B. Resulta extraño que ni la Municipalidad ni el inversionista se vean obligados a presentar el correspondiente estudio de impacto ambiental. Es más, viendo el estado del Palacio Municipal, resulta llamativo que ni siquiera se acompañe al proyecto un estudio de factibilidad  que asegure que bajo ningún punto de vista su estructura se verá resentida por la obra.

     C. Como el proyecto obliga a dejar de lado definitivamente (al menos por 35 años) otros vinculados al  centro de Río Cuarto (por ejemplo, ya no habrá ni desconcentración bancaria, ni comercial, ni administrativa) creemos que es necesario discutir antes de su aprobación temas como el establecimiento de vías selectivas para ómnibus y taxis, la redefinición de las calles por dónde transitarán los servicios de emergencia, cuál es el criterio para la generación de cocheras en Plaza Olmos y no en la Racedo o en el ex Centro 11, sitios mucho más adecuadas si se piensa en una ciudad a 50 años, etc., etc.

     En síntesis, mientras no se justifique el sorprendente apuro del Ejecutivo por cerrar el negocio de la cochera, no tiene sentido que renunciemos al debate político sobre el futuro del centro. En temas tan importantes que afectan el modelo vial del micro y macrocentro, ningún negocio puede estar por encima del consenso político.

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