EMOCIÓN Y COMPROMISO: Inauguración del Barrio "7 de Junio"

Emoción y compromiso. La inauguración del barrio 7 de Junio me ha colmado de ambos sentimientos. Como mínimo, conozco a 32 de los 39 flamantes adjudicatarios. Fueron alumnos, compañeros de trabajo, colegas de largas esperas y luchas compartidas. Y, también, amigos de encuentros deportivos y de fiestas interminables. Entre ellos, está mi ahijada María Julia, a quien tuve el honor de entregarle la llave de su casa. También estaban Franco, Verónica, varios Guillermos, Sergio, Mirko, y tantos otros. También, algunos que he conocido más en esta etapa en la que ocupo un cargo electivo: Gonzalo, Nico, etc., etc. Y, la verdad, su emoción no me es indiferente. En el 89, en un acto similar, también recibí las llaves de mi primer techo propio. Así que sé bien lo que significa.

Pipón Giuliani me recordaba que el nombre del barrio surgió de una conversación que mantuvimos informalmente en el viejo salón de Urú Curé el Día del Periodista de 2001. El buscaba el nombre de algún hombre de prensa local que se hubiera quedado en el tintero cuando se honró a todos los colegas fallecidos con el nombre de algún pasaje en el barrio Libio Cónsole. Como al pasar, le sugerí utilizar la fecha de todos los periodistas, en la seguridad de que iba a ser difícil encontrar rápido otro nombre que nos representara a todos. Pipón minutos después anunció en su mensaje como secretario general que había acuerdo con la provincia para promover un nuevo barrio, el "7 de junio".

Pasaron trece años hasta que la idea -que por entonces parecía de concreción inmediata- pudo materializarse. Demasiado tiempo para tantas esperanzas. Encima me tocó fundamentar el porqué de los nombres de los cuatros periodistas (Cacho Ortíz, Lionel Gioda, Carlos Favre y Tito Acosta) que llevarán de ahora en más un espacio público y tres pasajes del nuevo barrio. Tres de ellos vivían cuando se efectuó aquel anuncio. Es más, si mal no recuerdo uno estuvo presente en aquella cena.


Pero dije que a la emoción hoy tenemos que sumarle compromiso: quedan por cumplir 1961 promesas. Faltan esas CASAS (no soluciones habitacionales, como se pretende decir ahora que se dijo en campaña) para que se complete la promesa electoral del intendente. Y los riocuartenses están haciendo una ENORME INVERSIÓN EN PLATA O EN PACIENCIA para que esa promesa se cumpla.


En plata, porque entre el 50 y el 80% de los recursos que se recaudan con destino específico a obras públicas e infraestructura va a parar a este plan. Por lo cual, TODOS invertimos una fortuna en él. Y, con lo poco que queda, los demás riocuartenses sólo pueden aspirar a seguir teniendo paciencia. Para los próximos años, salvo que caiga maná del cielo, habrá que olvidarse de otras obras públicas imprescindibles para Río Cuarto. Ni Laguna Blanca, ni pavimento de cemento ni planta potabilizadora de desagües cloacales.


Seguramente para quienes aspiramos a conducir la Municipalidad desde el 2016 el desafío comienza a ser doble. Mantener en lo esencial este plan de viviendas y, al mismo tiempo, cumplir con el resto de los riocuartenses. No será tarea fácil. Fundamentalmente, porque no parece sencillo que esta no-gestión pueda cumplir con todo lo prometido en materia habitacional y porque todo indica que dejará una ciudad destruida.


Pero, igual, aquí estamos. Reconociendo esta política de Estado y cuestionando las de gobierno que plantea la gestión actual, (como la de la supuesta imprescindibilidad de las cocheras subterráneas). Pensando que es posible, con laburo -especialmente con laburo- proponer y gestionar una ciudad mejor, más justa, equitativa, y en la cual la emoción de 39 familias se transforme en el compromiso de todos hacia todos, en especial los más desprotegidos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario