Cuenta con el asesoramiento técnico de los mejores en cada
rubro, la anuencia de la “prensa especializada”, y la ética de un Durán Barba. Si
fuéramos candidato a algo en la ciudad y contáramos con los recursos
necesarios, no deberíamos dudar en
contratar a su agencia para que oriente
nuestra campaña. Nadie conoce como él qué conviene decir,
cuándo y cómo.
Por ejemplo, supo instalar la idea de que en el 2012 “le
ganó a De la Sota”. En realidad, el absoluto desconocimiento del terreno de los
“cráneos” porteños que manejaron la última parte de la campaña de UPC-FPV provocó
que el gobernador “se pasara de vueltas” en su apoyo a Miguel Minardi y
terminara facilitándole a JJ una victoria que días antes parecía complicada. Como
contrapartida, JJ utilizó dos enormes déficits de su propia gestión para lanzar
las principales propuestas de su nuevo
mandato: el plan de las “dos mil viviendas” y la pavimentación de 1200 calles. A un año y medio de iniciada su “segunda
etapa”, ya se sabe que la única manera de llegar a las 2000 viviendas será
contando la entrega de microcréditos para la construcción de una pequeña
ampliación en donde los terrenos lo permitan y que el “pavimento” prometido
apenas servirá para tapar los miles y miles de baches que las dos últimas
administraciones le legaron a los riocuartenses envueltas de regalo con el
discurso de “asfalto”.
Ahora, JJ ha dado una nueva muestra de su capacidad para
dibujar la realidad a su antojo. Ha planteado que la oposición no quiere las
cocheras subterráneas “por cuestiones políticas”. Una obviedad: cuando de
asuntos públicos se trata, siempre el voto positivo o negativo de un legislador
obedecerá a “razones políticas”. Es más: sólo un pícaro caradura o un
publicista magnífico (o alguien que reúne ambas características) puede
reprocharle a los concejales de la oposición tomar una postura diferente de la
que tuvieron sus predecesores cuando la realidad POLÍTICA es tan diferente. El
bloque anterior de UPC era absolutamente prescindible para el oficialismo. A
éste le bastaba con negociar con Encuentro Ciudadano y con el FREGEN para
obtener los dos tercios de los votos en caso de ser necesario. Frente a una
situación tan diferente como la que hoy se registra, nada nos obliga a sostener
una propuesta que (según los colaboradores de JJ) fue acordada en momentos en
los que UPC “no hacía política”. Ergo: JJ queda a un pasito de difamar a los
anteriores ediles. Si no fue “por razones políticas”, ¿por qué piensa el
oficialismo que contó con el apoyo de UPC en la anterior gestión? Durán Barba,
en realidad, debería hacer un posgrado en Río Cuarto.
LOS MOTIVOS
Dividamos en tres las razones POLÍTICAS por las que no
acompañamos el proyecto de cocheras subterráneas. Aunque JJ esté chocho por
haber impuesto como propia la frase “La oposición se levanta cada mañana
pensando en cómo ponerle palos a la rueda de mi gestión”, la realidad es
diferente: aún en los proyectos en los que el jefe comunal ha depositado el
éxito o el fracaso de su gestión, hemos tratado de efectuar aportes positivos.
Puede que no sean “favorables” a la imagen del Ejecutivo, pero sí lo son para
la comunidad y para el propio municipio como Estado.
Si nuestras propuestas fueron escuchadas, no dudamos en
acompañar la iniciativa, a pesar de que (según JJ) era para nosotros
políticamente incorrecto hacerlo. El Plan de Viviendas de Clase Media es un
buen ejemplo. Si no se hubieran tomado en cuenta nuestras sugerencias, es
probable que los créditos que hoy otorga el municipio a los beneficiarios se
transformaran en incobrables. En cambio, no pudimos acompañar el denominado
“plan de viviendas sociales” porque es (mayoritariamente) un engañapichanga y
porque el DEM hizo todo lo posible para que la Ordenanza fuera lisa y
llanamente un ejemplo histórico de imprecisiones técnicas y jurídicas y una
fuente inagotable de controversias futuras.
En el tema de las cocheras, decía, nuestra oposición se
fundamenta en cuestiones políticas. Claro está, nada tienen que ver con el
supuesto “egoísmo” opositor que nos conduce a negarle al intendente el aplauso
fácil de la platea boba. Estamos en contra porque pensamos (mayoritariamente)
que en estas condiciones la construcción de la cochera genera para el municipio
muchísimos inconvenientes a mediano y largo plazo que no justifican nuestro
apoyo.
Vamos por partes, diría Jack: desde el punto de vista
técnico, acordamos con la idea de transformar a la Plaza Olmos en el gran
centro de eventos cívicos que la ciudad necesita. Adaptar la plaza para que
cumpla ese rol cuesta cinco millones de pesos, casi lo mismo que JJ dice que
invertirá en bacheo el año que viene. Podríamos chicanear al intendente
diciendo que con todo lo que se ha “ahorrado” en ese rubro estos años le alcanza para construir de nuevo
los 220 espacios públicos al aire libre que la Municipalidad posee. Pero no
vamos a caer en el chiste fácil. Sólo digamos que no parece ser esa cifra tan
importante como para supeditarla al capital privado y, menos aún, para condicionar
su ejecución a un proyecto que compromete al municipio por ¡¡¡¡¡¡35 AÑOS COMO
MÁXIMO!!!!! Está claro que cuando algunos de los concejales que hoy deberíamos
votar la iniciativa ya sólo seamos una
placa de bronce en algún cementerio, el “inversor” seguirá sacándole guita a un
negocio que fácilmente puede amortizarse en seis o siete años.
En segundo lugar, pedimos que la plaza (de ser reconstruida)
tuviera baños públicos en el subsuelo (no dependientes de las cocheras). Si
tomamos como ejemplo a la propia Plaza de Mayo sembrada de baños químicos,
sabemos que la falta de previsión –comprensible en ese caso- genera una imagen desagradable y un
inconveniente higiénico. Así lo entendió el propio Secretario de Obras
Públicas. Pero el proyecto fue enviado al recinto con la firma de los
concejales del oficialismo sin ni siquiera ese cambio. La vergonzosa y vergonzante
actitud del bloque oficialista de
rechazar todo cambio en la segunda lectura del proyecto de presupuesto para
2014 porque “no hubo tiempo para incorporarlas”, sentó un gravísimo precedente
acerca de las votaciones en primera lectura. Queda claro que con algunos
concejales es imposible acordar nada y confiar en que en el futuro se tomen las
providencias necesarias.
El proyecto tampoco contaba con un estudio de impacto
ambiental y ni siquiera se nos informó si la estructura arquitectónica del
Palacio Municipal podía sufrir algún deterioro por la obra. Nadie dice que el
Palacio de don Mójica se pueda caer, pero se trata de una obra que ya tiene 80
años y que en los últimos tiempos ha sido claramente mal conservada. No vaya a
ser que por no tomar las previsiones imprescindibles nos encontremos con la
necesidad de efectuar reparaciones carísimas. Esta gestión ya tiene un lamentable antecedente: esperó que se cayera
parte de la mampostería del techo de la sala de pediatría del Dispensario
número 3 antes de tomar la decisión de cerrarlo y reconstruirlo. Como siempre,
el publicista consiguió su objetivo. Lo que pudo haber sido motivo de (al
menos) el despido de algún funcionario, se transformó en una obra de la que se
jacta otro de la misma gestión.
Dos consideraciones más: el proyecto Río Cuarto Vincula (sobre
el cual se apoya el proyecto de cocheras) nunca fue debatido adecuadamente con
nosotros. Implica, como mínimo, definiciones de fondo sobre el tema del
tránsito en el microcentro, la presencia o no de peatonales, el traslado de
parte de las dependencias policiales, el establecimiento (o no) de los
vendedores ambulantes en algún sector predeterminado, la creación de vías
exclusivas para el paso de vehículos del transporte público, etc., etc. Es
decir, temas que definen las características del microcentro por los próximos
100 años. Resulta extraño que (hasta que no advirtieron que precisaban nuestros
votos) ni se les cruzara por la cabeza preguntarnos qué pensábamos al respecto.
Un dato no menor, máxime si se tiene en cuenta el polvaderal que levantó el
Colegio de Arquitectos al manifestar que tampoco había sido consultado.
Y, ahora sí, la consideración política: pedimos tiempo para
analizar el proyecto (al que el propio PJ se opone formalmente). Nos dijeron
que JJ necesitaba meter las retroexcavadoras en febrero para hacer el gran pozo
al lado del municipio. “Lo importante es que se vea que estamos trabajando”
dijo alguien, no me queda claro si en serio o con sarcasmo. Además,
reconocieron que si la obra no empieza de inmediato se les podían escapar los
“inversores”. ¿Raro, no? Hay gente que para invertir 35 millones de pesos en la
ciudad no puede esperar hasta marzo. Pero si está dispuesta a tener paciencia y
administrar durante 30 años las cocheras. Además, representamos (mal que les
pese) al 43% de la población que no se entusiasma cuando ve un cartel
fotoshopeado que habla de obras invisibles para sus supuestos destinatarios.
Como se ve, el intendente-publicista sigue cuidando la “paz
social”. Para desgracia de los supuestamente protegidos.
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