Cinco Sensaciones del Conflicto Policial en Córdoba

Por méritos propios, DLS merece el destrato del gobierno nacional. El cordobés medio, aún aquel que votó al Gallego, no. Aunque el jefe de Gabinete explicó con racionalidad por qué no se envió a Gendarmería a la provincia (no pueden intervenir tropas federales en territorios provinciales sin un expreso pedido de estos), a todos nos quedó la primera sensación de que no fue el gobernador sino gente común la que pagó los platos rotos. Quizás Capitanich sabe algo que nosotros desconocemos. Mientras tanto, comunicacionalmente hoy se falló.

Antes del regreso de DLS, ya había acuerdo entre la cúpula policial y los autoacuertalados en dos de los puntos reclamados: que no se iba a sancionar a ningún policía y que la conducción de la fuerza no iba a ser desplazada. Que quede claro: ni el jefe de policía ni el jefe de Gabinete provincial pueden “amnistiar” a quienes incumplen con su deber de funcionario público. Ni tampoco un gobernador en su sano juicio puede tolerar que permanezcan en sus cargos ministros, secretarios y jefes policiales que no le advirtieron de semejante amenaza. Segunda sensación: o los rajan a todos o tendremos el derecho a pensar que lo sucedido o bien se pareció demasiado a un perverso autocomplot o el gobernador se ha vuelto tierno, comprensivo, generoso y tolerante de un día para otro.

La organización de algunas de las bandas que actuaron en la Capital provincial y en Río Cuarto habla a las claras que tuvieron tiempo de preparar sus golpes. No por nada, mientras los medios enfocaban sus cámaras hacia los hipermercados saqueados, las armerías desvalijadas sumaban decenas en toda la provincia. Tercera sensación: la provincia  fue durante 24 horas tierra liberada. Y todos sabemos lo que ello implica.

El acuerdo alcanzado contempla el 100% de las demandas. La cuarta sensación la comparto con el senador Juez: si al final de cuentas se iba a ceder en todo, ¿por qué se llegó a este extremo?

La última sensación: ¿Qué harán estos policías, que de la mano del impresentable Ortiz Pellegrini hoy celebraban “el triunfo gremial”, cuando dentro de pocas semanas deban reprimir a los docentes y ¿a los empleados públicos de la provincia que pidan mejoras salariales equivalentes? ¿Serán los democráticos policías que hoy pedían “un salario justo” para estar más tiempo con sus familias o los represores de las movilizaciones populares formados por Ahuad y que tuvieron como sus principales referentes a Frías, Paredes y Sosa?

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